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domingo, 17 de marzo de 2013

EL SALVADOR ENTRE 1876-1931.




El presidente Rafael Zaldívar, que había sustituido a González en 1876, decretó en 1881 y 1882, varias leyes que anularon el sistema de tierras comunales y ejidos, prevalente en el país, desde la época colonial. Esta legislación virtualmente permitió que unas pocas familias se adueñaran de grandes extensiones de tierras. Zaldívar fue derrocado en 1885, sucediéndolo el general Francisco Menéndez, quién promulgó la Constitución de 1886, de principios liberales. Durante este período, familias europeas llegaron al país y rápidamente se colocaron en una situación económica poderosa debido a su conocimiento del mercado internacional. Estas familias se desarrollaron en el área del comercio y en la producción e industrialización del café.

El general Francisco Menéndez gobernó desde 1895 hasta su derrocamiento el 22 de junio de 1890 a manos del general Carlos Basilio Ezeta, falleciendo ese mismo día de un infarto.
El general Carlos Ezeta gobernó del 22 de junio al 10 de junio de 1894, cuando fue derrocado por la llamada “revolución de los 44” (grupo de insurrectos que se rebelaron contra el gobierno del general Carlos Ezeta en 1894 en El Salvador y que tuvo como principal bastión la ciudad de Santa Ana). El general Rafael Gutiérrez, Entre los célebres Cuarenta y cuatro (que derrocaron al presidente Carlos Ezeta) se destacó mucho, el 10 de junio de 1894, tras una sangrienta revolución asumió el poder presidencial como un gobernante provisorio hasta el 1 de marzo de 1895 fecha desde la cual gobernó como presidente de la república hasta el 14 de noviembre de 1898. El general Tomás Regalado, fue uno de los conspiradores que el 29 de abril de 1894 participó en el derrocamiento del gobierno de Carlos Ezeta, dentro del movimiento llamado de "Los 44". El 14 de noviembre de 1898, el General Regalado derrocó al presidente Rafael Antonio Gutiérrez, y asumió la presidencia de la República. En 1899 fue elegido, presidente constitucional para un período de cuatro años. Según el historiador Thomas Anderson en su libro "Matanza" de 1992 (Curbstone Press Connecticut USA), Regalado inició un sistema de designación de presidentes; comenzando con Pedro José Escalón hasta llegar a Pío Romero Bosque. Terminado su mandato (1903), el general Regalado fue nombrado, ministro de Guerra, por su sucesor Pedro José Escalón. En 1906 al estallar la Guerra entre El Salvador y Guatemala, fue nombrado comandante de las tropas salvadoreñas que invadieron el territorio guatemalteco. Durante un combate en el sitio llamado "El Entresijo", Regalado entró a la batalla y fue herido gravemente muriendo el 11 de junio de 1906.
Pedro José Escalón, (1903-1907) Durante su gobierno se creó la Escuela de Comercio y Hacienda anexa al Instituto Nacional Central en diciembre de 1906 y se inició la construcción del Palacio Nacional y el Teatro Nacional de San Salvador, además de incrementar considerablemente el servicio telegráfico y telefónico, agregando varios centenares de millas de nuevas líneas telefónicas y telegráficas, así como la construcción estaciones telegráficas; aumentó también el personal necesario para su operativización y mantenimiento, e introdujo el servicio de alumbrado eléctrico en San Salvador. Al término de su período, en 1907, se alejó de la política y vivió retirado en sus propiedades rurales, hasta el momento de su muerte.
El general Fernando Figueroa, Fue presidente de 1907 a 1911, uno de sus nietos es el Dr. Fabio Castillo Figueroa.
El Doctor Manuel Enrique Araujo, Presidente de la República (1911-1913), el único gobernante del país asesinado en ejercicio de sus funciones.
El doctor Araujo se presentó como candidato oficial en las elecciones de noviembre de 1910, con el apoyo del presidente saliente Fernando Figueroa. Tras ser declarado ganador, tomó posesión, como presidente, el 1 de marzo de 1911. Durante su gobierno dio una especial atención al Ejército. Muchas misiones militares extranjeras fueron contratadas para servir a la educación y preparación técnica de los oficiales salvadoreños. En 1912 se fundó la Guardia Nacional. Para la organización de este cuerpo de seguridad, se contrató a ex oficiales de la Guardia Civil española a cuya imagen se organizó la salvadoreña, como una policía rural; en el período de Araujo se crearon además, los juzgados de paz en todos los municipios del país, para garantizar la vigencia de la ley en todo el territorio nacional y se estableció el Ministerio de Agricultura, para impulsar el cultivo del café. En 1911 se celebró el centenario del alzamiento independentista de 1811, con la inauguración del monumento a los próceres en el Parque Libertad de San Salvador y en 1912 se decretaron la actual Bandera y Escudo Nacional.
El 4 de febrero de 1913 durante un concierto en el parque Bolívar de San Salvador, (hoy Plaza Barrios), el presidente Araujo fue gravemente herido a machetazos por los campesinos Virgilio Mulatillo, Fermín Pérez y Fabián Graciano. El presidente falleció cinco días después a causa de las heridas recibidas. Nunca se investigó a fondo, los motivos de los atacantes, que fueron fusilados, luego de un juicio militar.
Dinastía
Melendez-Quiñonez

EL SALVADOR ENTRE 1840 Y 1871.




El 18 de febrero de 1841, una Asamblea Constituyente proclamó la separación de El Salvador de la Federación Centroamericana y aprobó su primera Constitución Política como Estado soberano e independiente. Pero fue hasta el 25 de enero de 1859 que el parlamento salvadoreño emitió el Decreto Legislativo que proclamó al Estado de El Salvador como República soberana e independiente.
Durante las tres décadas siguientes a la desintegración de la República Federal, El Salvador vivió un período de gran inestabilidad política, debido a la rivalidad entre liberales y conservadores, a los conflictos con los Estados vecinos, y a la falta de consolidación de la identidad nacional. La lucha por el gobierno entre las dos facciones, llegó al extremo que estando uno de los dos grupos en el poder, el otro partido no dudaba en pedir ayuda a los países vecinos para derrocar al gobierno contrario, por lo que en este período hubo frecuentes insurrecciones y revueltas, manteniéndose un clima constante de guerra civil.
En Centroamérica, los liberales apoyaban el reconocimiento legal de las libertades individuales, la liberalización del comercio, la separación entre Iglesia y Estado, además de defender el unionismo centroamericano; mientras, los conservadores, por el contrario apoyaban mantener muchas de las instituciones coloniales, la colaboración entre autoridades civiles y eclesiásticas, y preferían la independencia de cada país de la antigua Federación.
En 1840 todavía no había estructuras gubernamentales firmes; además, había que lidiar con el bagaje de animosidades despertadas durante la Federación.

El caudillismo

Hay que considerar que tanto la facción liberal como la facción conservadora estaban organizadas en torno a liderazgos personalistas (caudillistas). Este fenómeno hacía que no hubiera ejércitos institucionales y que cada caudillo reclutara su propia milicia. En Centroamérica, el máximo caudillo liberal fue el hondureño Francisco Morazán y el principal caudillo conservador fue el guatemalteco Rafael Carrera y Turcios, ambos tenían seguidores en El Salvador. Los caudillos salvadoreños como Gerardo Barrios (liberal) y Francisco Malespín y Francisco Dueñas (conservadores) representaron estas posiciones antagónicas.
Francisco Malespín contaba con el apoyo de Rafael Carrera. Al principio Malespín no gobernaba directamente, sino a través de presidentes sobre los que ejercía gran influencia. A partir de 1840 estuvieron sucesivamente en el poder Antonio José Cañas, Norberto Ramírez, Juan Lindo y Juan José Guzmán, hasta que en 1844, Malespín se hizo cargo de la presidencia directamente.
Cada uno de estos gobiernos tuvo que enfrentarse a revueltas organizadas por los morazanistas que nunca se dieron por vencidos. Los generales Gerardo Barrios y Trinidad Cabañas se alzan contra el gobierno de Malespín en septiembre de 1844; la rebelión fracasó y Barrios y Cabañas se refugian en Nicaragua. Malespín decide invadir Nicaragua y deposita el poder en manos del vicepresidente José Eufrasio Guzmán, quien era el suegro de Gerardo Barrios (y padre del autor de la oración a la bandera David J. Guzmán). El general Barrios convence a Guzmán de asumir la presidencia (1845-1846), con lo que comienza el “período liberal” Los presidentes que gobernaron en este período después de Guzmán son: Eugenio A
guilar (1846-1848); y Doroteo Vasconcelos (1848-1851). Estos mandatarios tuvieron que enfrentar los intentos de Malespín por recuperar el poder y la enemistad de Carrera. En 1846 el general Malespín intenta una invasión desde Honduras, pero es derrotado y asesinado a finales de noviembre; su cabeza se exhibió en una jaula en San Salvador en el camino a Mejicanos en un lugar que por años se llamo “la calavera”.
El presidente Doroteo Vasconcelos, cometió el error de enemistarse con Rafael Carrera, desconociendo a su gobierno, apoyando a los liberales guatemaltecos y repatriando desde Costa Rica, con honores, los restos de Morazán. Vasconcelos invadió Guatemala y fue derrotado en la Batalla de la Arada en febrero de 1851, concluyendo así, el primer período de gobierno de los liberales.
Los conservadores salvadoreños eligieron como presidente a Francisco Dueñas quien gobernó entre 1851 y 1854, y bajo su influencia se sucedieron José María de San Martín (1854-56), Rafael Campo (1856-58) y Miguel Santín del Castillo (1858). Durante este período se produjo el decaimiento de la producción añilera a causa por la invención de los colorantes sintéticos en Europa. El cultivo de la planta de jiquilite de la que se extrae el colorante azul índigo o añil había sido la base de la economía del país desde el período colonial.
En 1856 los países centroamericanos se unieron para atacar a William Walker que se había apoderado del gobierno de Nicaragua. El presidente Rafael Campo nombró a Gerardo Barrios como jefe de las fuerzas salvadoreñas destinadas a Nicaragua. A su regreso, victorioso, Barrios derrocó a Miguel Santín y en 1859 se proclamó presidente. Durante su gobierno, el presidente Barrios introdujo masivamente el cultivo del café en el país y fomentó la instrucción pública. A pesar de que Barrios trató de no enemistarse con Rafael Carrera, finalmente llegaron a la confrontación bélica y las fuerzas salvadoreñas son nuevamente derrotadas. De nuevo es Francisco Dueñas nombrado presidente en octubre de 1863, manteniéndose hasta 1871 con el apoyo de Guatemala. Gerardo Barrios seria fusilado en 1865.
En abril de 1871, el liberal Santiago González (cuya hija Concepción sería la esposa de Tomás Regalado) derrocó a Dueñas, lo que marca el triunfo de los liberales. En su gobierno que, se prolongó hasta 1876, se proclamó la libertad de cultos, se secularizaron los cementerios, se legalizó el matrimonio civil, se introdujo la educación laica y se suprimieron las órdenes religiosas.

DEL AÑIL AL CAFÉ

El futuro del añil como producto de exportación se puso en duda después de 1856 cuando se invento en Europa el primer colorante sintético, aunque pasaron muchos años antes de que los colorantes artificiales tuvieran un impacto sensible en los precios el añil, a partir de 1870 quedo claro que los precios del añil tendían a bajar y los del café a aumentar.
El cultivo del café requería de recursos económicos para poder establecerse, por lo que solo una parte reducida de la población tuvo el dinero para poder desarrollarlo (la planta necesita estar en una elevación entre 750 y 1500 mt. Sobre el nivel del mar, se necesita contratar mano de obra, comprar tierra adecuada, conseguir insumos y no se lograba una cosecha buena antes de 5 años); Además, las formas de tenencia de tierra heredadas del período colonial no se adaptaban a las necesidades del cultivo del café; como era un producto que requería invertir grandes cantidades de dinero, había primero que establecer la propiedad de la tierra, nadie quiere invertir grandes cantidades de dinero en una tierra cuya propiedad no es reconocida por los demás.
El Salvador heredó de la colonia 3 tipos de tenencia: tierras comunales y ejidos, baldíos y propiedad privada. La coexistencia de estas formas de propiedad representaba problemas, pues las comunidades indígenas alegaban derechos adquiridos a esa tierra desde tiempos remotos, mientras que había españoles y ladinos que buscaban apropiarse de terrenos que los indígenas decían suyos.

La rebelión de Anastasio Aquino.


 Una de las causas de la derrota de los liberales y la disolución de la Federación Centroamericana fue su
Anticlericalismo, el fuerte sentimiento provinciano de cada región, y además la aprobación de una serie de leyes que provocaron reacciones negativas entre la población indígena. Las Cortes de Cádiz habían suprimido en 1812 los tributos de los pueblos indios. Cada vez que se querían implantar de nuevo, surgían reacciones negativas en las comunidades indígenas. Cuando Mariano Prado como Jefe de Estado de El Salvador introdujo el sistema de jurados y un nuevo impuesto que tenían que pagar todos los ciudadanos, se produjeron levantamientos en Izalco y San Miguel, produciéndose en 1833 la sublevación de los indígenas nonualcos, acaudillados por Anastasio Aquino, en la población de Santiago Nonualco en el actual departamento de La Paz. Para atrapar al rebelde, se propuso perdón a las vidas de quienes revelaran su paradero. A pesar de que hubo negativa de sus parciales, hubo alguien que lo traicionó y logró ser capturado el 23 de abril. [ ]Aquino sería trasladado a Zacatecoluca donde fue juzgado y condenado a muerte. En la ciudad de San Vicente se ejecutó la pena por decapitación. La cabeza del insurrecto fue colocada en una jaula con el rótulo: "ejemplo de revoltosos".
A raíz de todos estos sucesos, los estados fueron decidiendo, uno a uno, abandonar la federación. Cuando concluyó el período presidencial de Morazán en 1839 ya no hubo nuevas elecciones. La República Federal de Centroamérica había muerto.

LA REPUBLICA FEDERAL.



Los primeros años habían sido difíciles, pero en 1824, al proclamarse las constituciones de los estados y de la Federación, se empezaron a colocar los cimientos del edificio del estado en Centroamérica. Los dos años siguientes parecían promisorios, pues se instaló un congreso federal, se eligió en 1825 al salvadoreño Manuel José Arce como presidente de la Federación, y se empezaron a establecer relaciones con las potencias extranjeras (Inglaterra, Estados Unidos y Holanda enviaron diplomáticos para establecer relaciones con el nuevo país).
Pero debido a las grandes diferencias entre las regiones, entre liberales y conservadores, y entre políticos individuales, estalló el conflicto. Arce trató de conciliar las diferentes facciones; pero en ambos bandos, liberales y conservadores, había individuos radicales que rechazaban el acuerdo con el otro lado. El mismo Arce, que resulto electo con los votos liberales, se vio en la necesidad de apoyarse en los conservadores para intentar gobernar.
En 1826 el gobierno de Arce se enfrentó con el gobierno liberal del Estado de Guatemala, estallando la guerra civil en toda Centroamérica con excepción de Costa Rica. La guerra duró hasta 1829. Los liberales se unieron en torno del hondureño Francisco Morazán, quien logró derrotar militarmente a las tropas federales y expulsó de Centroamérica a Arce, en 1829; siendo electo como Presidente de la Federación en 1830.
El Estado de El Salvador se dio su propia Constitución el 22 de junio de 1824, siendo jefe de Estado, el independentista Juan Manuel Rodríguez. Desde la época colonial existía gran recelo entre las élites de San Salvador y Guatemala y luego de la independencia, se produjo una abierta confrontación. Mientras el gobierno de la República Federal residió en Guatemala, hubo numerosos enfrentamientos entre éste y el gobierno estatal de El Salvador. En 1827 estalla la guerra entre el gobierno del Estado de El Salvador y el gobierno federal de Arce. En 1830 los salvadoreños eligen a José María Cornejo, un conservador, como Jefe de Estado, quien se opone al nuevo presidente federal Morazán y llega hasta declarar la separación del Estado salvadoreño de la Federación. Morazán con sus tropas federales entraron a San Salvador, destituyendo a Cornejo y dejando en el poder a Mariano Prado, quien al poco tiempo es sustituido por Joaquín de San Martín, que de nuevo anuncia la separación de la Federación. Morazán entonces invadió El Salvador y trasladó la capital federal a San Salvador, en 1834. Luego del traslado a San Salvador del gobierno federal y hasta 1840, Morazán impuso un fuerte control sobre el gobierno del Estado de El Salvador. En 1837 Rafael Carrera, apoyado por el clero y los conservadores de Guatemala, se levantó en armas desde Quetzaltenango contra la Federación. Carrera derrotó a Morazán, quien abandonó San Salvador en 1840, rumbo a Costa Rica. Tras el exilio de Morazán, se instaló un nuevo gobierno conservador en El Salvador, presidido por Juan Nepomuceno Lindo.

Liberación de los esclavos.




Durante las reuniones de la Asamblea Nacional Constituyente, los diputados José Matías Delgado, José Francisco Barrundia y Mariano Gálvez, propusieron la abolición de la esclavitud. La discusión decisiva de este asunto se llevo a cabo en la sesión del 31 de diciembre de 1823, cuando el diputado salvadoreño Doctor y Presbítero José Simeón Cañas pronunció el discurso que le hiciera famoso.
La cuestión del obispado salvadoreño.
Una vez realizada la Independencia de Centroamérica, el dominio político de Guatemala sobre San Salvador había disminuido, pero en lo religioso aún permanecía. Desde 1810 existía la aspiración de los salvadoreños de erigir un Obispado en la provincia —que tenía la calidad de vicaría a través de la petición de José Ignacio Ávila ante las Cortes de Cádiz, la cual no había prosperado. Ese propósito era una manifestación del nacionalismo salvadoreño, y una medida que tendía a hacer más débiles los vínculos con la capital del Reino.
La Asamblea Constituyente de Centro América se declaró sobre el asunto, estableciendo que era a la nación centroamericana a quien correspondía el derecho de presentación para las prelacías, y no a ningún Estado en particular, aunque dejaba la posibilidad de acordar los nombramientos con la Santa Sede, situación de la que los salvadoreños no esperaban ser beneficiados a corto plazo.[ ]Por ello, el 27 de abril de 1824 el gobierno salvadoreño ignoró cualquier decisión y decretó la erección del Obispado de San Salvador y al Presbítero José Matías Delgado como su obispo.[] Tras la aprobación del Gobierno, el día 5 de mayo el Congreso Constituyente de El Salvador ratificó la decisión; por lo que Delgado asumió el cargo el día seis.
El Papa León XIII no veía con simpatía la independencia de América y el arzobispo de Guatemala, Fray Ramón Casaus y Torres, era monárquico. Al final el papa decidió sobre el asunto el 13 de agosto de 1826. En tres breves, fechados el 1 de diciembre de ese año, en uno de ellos dirigido a Delgado, expresó que la erección de la sede episcopal era ilegítima y de ningún valor, y amenazó con la excomunión al padre Delgado.
El problema del obispado se resolvió en 1843 cuando el Papa Gregorio XVI estableció la diócesis de San Salvador y nombró obispo a Monseñor Jorge Viteri y Ungo.

El Salvador 1821- 1824



La euforia de la independencia se disipó después de los primeros días, cuando quedo en claro que no sería fácil gobernar; ya que cada grupo deseaba algo distinto. Si los conservadores querían mantener las mismas autoridades y, en lo posible, el mismo sistema, los liberales querían cambiar la forma de gobierno siguiendo las ideas de la Ilustración. Si la antigua capital colonial de Ciudad de Guatemala quería mantener su importancia, los ayuntamientos del resto de Centroamérica querían actuar de forma más autónoma. Si los comerciantes en la ciudad de Guatemala querían ampliar sus negocios, los productores de añil de en la provincias, especialmente en San Salvador, querían escapar de la opresión del monopolio comercial. Estos intereses contrapuestos causaron una gran inestabilidad que destruyó la frágil unión política centroamericana creada después de la independencia.
La preocupación de los sectores conservadores se tranquilizó cuando las autoridades de Guatemala recibieron una carta de Iturbide, quien se había proclamado Emperador de México, invitando a Centroamérica a unirse al imperio.
La Junta decidió consultar a los ayuntamientos y respondieron dos tercios de ellos, de los cuales 168 aprobaron la anexión, y dos, San Salvador y San Vicente, rehusaron unirse a México. La Junta de Guatemala declaró la anexión a México el 5 de enero de 1822. Iturbide envió tropas mexicanas al mando del Brigadier Vicente Filísola para someter a las provincias rebeldes de San Salvador y San Vicente. El Brigadier Filísola entró con sus tropas a San Salvador en febrero de 1823, luego de varios meses de resistencia. Como parte de su estrategia para atajar la amenaza mexicana, San Salvador envió a Manuel José Arce y Juan Manuel Rodríguez en una misión a Washington para negociar la unión con los Estados Unidos de América. Es imposible saber hasta dónde estaban dispuestos a llegar con este proyecto, aunque sí está claro que la intención inmediata era hacer que Filísola se lo pensara dos veces antes de entrar a territorio salvadoreño. Cualquiera que fuera el plan, no tuvo resultado; el Brigadier Filísola entró con sus tropas a San Salvador en febrero de 1823, luego de varios meses de resistencia
Cuando Filísola regresó a Guatemala, recibió la noticia de que Iturbi de había sido derrocado y que México se había constituido en república. Siendo Filísola fiel a su emperador y no a México, le pidió a la Junta de Guatemala que convocara a los diputados centroamericanos para que tomaran una decisión. La asamblea centroamericana proclamó, el 1 de julio de 1823, la independencia de España, México o cualquier otra nación y se constituyeron las Provincias Unidas de Centroamérica. El 22 de diciembre de 1823 la Alcaldía Mayor de Sonsonate y la Intendencia de San Salvador acuerdan unirse, Ahuachapán se rehúsa hasta el 7 de febrero de 1824, cuando las dos provincias se unen totalmente y forman el Estado de El Salvador, perteneciente a las Provincias Unidas de Centroamérica. La asamblea constituyente fue presidida por el prócer salvadoreño José Matías Delgado. La asamblea constituyente promulgó la primera Constitución federal, el 22 de noviembre de 1824.

Videos de acontecimientos importantes de la Historia de El Salvador



Esto es solo parte de lo que se vivió en territorio salvadoreño a causa de la guerra interna que se desato por la opresión del Gobierno Salvadoreño.

Guerra civil de El Salvador

Se conoce comúnmente como Guerra civil de El Salvador, al conflicto bélico interno ocurrido en el país centroamericano, en el que se enfrentaron, el ejército gubernamental, la Fuerza Armada de El Salvador, (FAES), en contra de las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El conflicto armado nunca fue declarado en forma oficial, pero se considera usualmente que se desarrolló entre 1980 y 1992,aunque el país vivió un ambiente de crisis política y social durante la década de 1970.
El número de víctimas de esta confrontación armada ha sido calculado en 75.000 muertos y desaparecidos.11 12 El conflicto armado concluyó, luego de un proceso de diálogo entre las partes, con la firma de un acuerdo de paz, que permitió la desmovilización de las fuerzas guerrilleras y su incorporación a la vida política del país.
No obstante, El Salvador ya había sufrido anteriormente, al menos una guerra civil, entre 1826 y 1829, cuando formaba parte de las Provincias Unidas del Centro de América.
Continuas crisis políticas
Desde la independencia de España en 1821, el país vivió continuas crisis políticas. En las dos décadas que siguieron a este hecho, El Salvador intentó establecer una federación con las demás naciones centroamericanas. Tras el fracaso del proyecto federal, El Salvador promulgó su primera Constitución como estado unitario en 1841.
En los años siguientes, el país vivió en un estado de constante inestabilidad política, debido a la pugna entre liberales y conservadores. El triunfo definitivo de los primeros, en 1871, propició una sucesión de gobiernos dirigidos por terratenientes, la "República Cafetalera". Durante esta época, en 1881 y 1882, el presidente Rafael Zaldívar decretó la abolición de la propiedad comunal y ejidal. Los historiadores consideran que esta medida contribuyó a crear una concentración en la tenencia de la tierra, una de las causas de la guerra civil en el siglo XX.14
Los gobiernos militares
En diciembre de 1931, el general Maximiliano Hernández Martínez se convirtió en Presidente de El Salvador, después del derrocamiento del gobernante civil, Arturo Araujo. Con el general Hernández Martínez se inició una sucesión de gobiernos militares que habrían de regir el país hasta 1979.
La concentración de la tierra en pocas manos y las enormes desigualdades sociales generaron un levantamiento campesino e indígena en 1932, que fue brutalmente reprimido, con cerca de 30.000 muertos. El régimen de Martínez se consolidó después de contener la rebelión, manteniéndose en el poder hasta 1944. En la década de 1950, los gobiernos de los coroneles Osorio y Lemus, impulsaron algunas reformas sociales pero mantuvieron un fuerte control de la oposición.
La llamada "Guerra del Fútbol" con Honduras (1969), provocó el regreso en masa de miles de salvadoreños establecidos en el país vecino, lo que hizo aumentar las tensiones sociales.

Los años 1970
Durante la década de 1970, El Salvador se transformó progresivamente en un hervidero social. La falta de libertades, la abismal brecha entre ricos y pobres (el 10% de la población disfrutaba del 80% de las riquezas del país), sumados a la creciente tensión internacional entre occidente y el bloque comunista, contribuían a caldear el país.
En 1970, surgieron las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL), una escisión del Partido Comunista Salvadoreño(fundado en 1930). En febrero de 1971, el "Grupo", una organización formada por estudiantes universitarios, (antecedente del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP) secuestró y dio muerte al empresario Ernesto Regalado Dueñas, en la primera acción armada de un grupo de izquierda revolucionaria.16 En las elecciones del 20 de febrero de 1972, la oposición civil conformó la coalición denominada Unión Nacional Opositora (UNO) que presentó como candidato presidencial, al ex alcalde de San Salvador, José Napoleón Duarte. Luego de los comicios, el Consejo Central de Elecciones, declaró ganador al candidato oficial, Coronel Arturo Armando Molina. La UNO realizó denunciadas reiteradas sobre un fraude electoral de grandes proporciones:
Estudios hechos con posterioridad han mostrado que de forma fraudulenta el Consejo Central de Elecciones suspendió el conteo y finalmente declaró que el coronel Molina había obtenido la mayoría sobre la UNO.

El 25 de marzo de 1972, en protesta por el fraude, un grupo de jóvenes militares trató fallidamente de dar un golpe de estado. El fracaso de la oposición electoral contribuyó a acelerar el proceso de radicalización social y a engrosar las filas de las recientemente fundadas organizaciones guerrilleras.18 En febrero de 1977, en un nuevo proceso electoral calificado como fraudulento fue elegido presidente el general Carlos Humberto Romero.
En 1975 se constituyeron las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN), como escisión del ERP y en 1976 surgió el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos. Estos grupos armados mantuvieron una relación de cooperación con las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles (los llamados frentes de masas). Para financiarse los nacientes grupos guerrilleros recurrieron a los secuestros de empresarios y funcionarios públicos como los de Roberto Poma (secuestrado por el ERP) y Mauricio Borgonovo Pohl (secuestrado por las FPL), ambos acontecidos en 1977. El gobierno de Molina y el de su sucesor Romero trataron de contener el crecimiento de los movimientos de izquierda con la represión ejecutada por los cuerpos de seguridad y el grupo paramilitar ORDEN. A fines de los años setenta los grupos paramilitares sumaban unos 100.000 miembros armados.19 Hubo asesinatos selectivos de maestros, dirigentes campesinos y sindicales y estudiantes universitarios y represión de manifestaciones públicas, como la disolución de una marcha estudiantil el 30 de julio de 1975 y la llamada matanza de las gradas de Catedral el 8 de mayo de 1979.
Contendientes
Gobierno de El Salvador y Fuerza Armada
Artículo principal: Fuerza Armada de El Salvador.
FMLN
Artículo principal: Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Antes de la formación del FMLN, hubo varios intentos para lograr la unidad de las fuerzas guerrilleras. El 19 de diciembre de 1979 se formó la Coordinadora Político Militar, integrada por las FPL, la RN y el PCS. El 22 de mayo de 1980 se formó la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), en el cual participaron las FPL, el ERP, la RN y el PCS.
Fue fundado el 10 de octubre de 1980, como la alianza de las organizaciones político militares de izquierda: las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la Resistencia Nacional (RN) y el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). En diciembre del mismo año se sumó el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
Contexto internacional
La guerra civil de El Salvador, ha sido considerada como uno de los conflictos derivados de la confrontación ideológica, política y militar entre la Unión Soviética y los Estados Unidos (con sus respectivos aliados), conocida como Guerra Fría. Los dos bandos en pugna en el conflicto salvadoreño, estaban influenciados por la contienda global. El Gobierno de El Salvador había mantenido una firme alianza con los EE. UU. desde mediados del siglo XX. Oficiales del ejército gubernamental, la FAES, recibieron adiestramiento en centros militares estadounidenses como la Escuela de las Américas aún en la época anterior al conflicto bélico salvadoreño, obteniendo el apoyo de los gobiernos de Jimmy Carter, Ronald Reagan y George H. W. Bush. Por otra parte, algunos movimientos de izquierda que conformaron el FMLN, en especial, el Partido Comunista Salvadoreño, mantenían relaciones de cooperación con la URSS, los países del bloque socialista deEuropa del Este, Cuba y Nicaragua.

El conflicto armado

Hacia 1979, la violencia entre el gobierno derechista y la oposición izquierdista generó en una guerra civil. La izquierda se organizó en la agrupación que buscaba recoger el testimonio deFarabundo Martí, el denominado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), liderado por Schafik Handal, Salvador Cayetano Carpio y Joaquín Villalobos, con apoyo de los sectores campesinos organizados en las zonas rurales y entre los sectores obreros urbanos. El 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, fue asesinado durante la celebración de una misa, en la capilla del hospital Divina Providencia. A medida que el conflicto avanzaba, la guerrilla obtuvo apoyo indirecto y directo también de Cuba, y el pleno respaldo del régimen sandinista de Nicaragua, una vez en el poder, tras el derrocamiento de la dictadura somocista de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979 por la guerrillamarxista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El Ejército Popular Sandinista (EPS) de ese país apoyó al FMLN enviándole armas de origen soviético, tales como los fusiles de asalto AK-47 y ametralladoras ligeras RPK, ambos de calibre 7,62 x 39 mm; las ametralladoras PKM de 7,62 x 54 R y las bazucas antitanque RPG-7 a través del Golfo de Fonseca. Se atribuyó la insurrección, la Ofensiva general de 1981 a inicios del mes de enero del mismo año, a una conspiración soviético-cubano-nicaragüense y el 23 de febrero se dio a conocer un documento elaborado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) demostrando el envío de armas a los guerrilleros salvadoreños desde Nicaragua. Muchos sandinistas dejaron sus hogares y se fueron a El Salvador a combatir del lado del FMLN.
El gobierno, por su parte, movilizó al ejército y a la policía a fin de combatir a la insurgencia. Con apoyo del gobierno norteamericano, se estableció los Batallones de Infantería de Reacción Inmediata (BIRI), entre estas unidades de élite, el denominado Batallón Atlacatl. El gobierno de Estados Unidos envió al ejército salvadoreño, la Fuerza Armada de El Salvador (FAES), fusiles de asalto M16 de 5,56 x 45 mm, que fue el más usado por la FAES; algunas unidades de esta usaron los fusiles de asalto Heckler & Koch G3 alemán, de 7,62 x 51 mm, IMI Galil israelí de la misma munición del M16 y el subfusil Uzi israelí de 9 mm. La FAES tenía varios helicópteros Huey y Md 500 de defensa estadounidenses artillados, como los usados en la Guerra de Vietnam, con los cuales patrullaban desde el aire las calles de la capital para descubrir a los subversivos, término despectivo con el cual se le decía a los guerrilleros. Se implantó el toque de queda a las 7 de la noche y el reclutamiento de menores de edad en la FAES aunque también hubo menores que lucharon en el FMLN.
En tanto, grupos de militares y policías al margen de la ley, con apoyo de empresarios y terratenientes, crearon los llamados escuadrones de la muerte, que se dedicaban a aterrorizar las zonas rurales y paupérrimas, de donde el FMLN obtenía su mayor apoyo.
En dos oportunidades (1981 con la Ofensiva general de 1981, y en 1989, con la Ofensiva hasta el tope) el FMLN intentó conquistar la ciudad capital, San Salvador, y las cabeceras departamentales sin conseguirlo, pues la FAES rechazó el ataque de los guerrilleros que bajaron de las montañas que rodean a la capital; en la última de las cuales la lucha llegó hasta pocas cuadras de la Casa Presidencial. Cuando el Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan tomó posesión del poder el 20 de enero de 1981 presentó esa ofensiva, iniciada 3 semanas antes, como una prueba del avance soviético en Latinoamérica. Los gobiernos de México, Venezuela y Francia reconocieron al FMLN como una fuerza beligerante legítima.

La paz

En 1990 las dos partes aceptaron que la ONU oficiara de mediador en el conflicto y se iniciaron conversaciones a fin de encontrar una solución a la guerra.
Tras intensas negociaciones, la ONU diseñó un plan, a cumplirse por etapas, según el cual:
Los rebeldes debían destruir sus armas e indicar la localización de todos sus arsenales y municiones. Asimismo, debían desmovilizarse y permitir el paso de las autoridades y la policía.
El gobierno debía, por su parte, desmovilizar al ejército, la policía y desarticular a los escuadrones de la muerte.
A fines de 1991 la ONU certificó que ambos bandos habían cumplido con sus compromisos y los convocó a la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec el 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, Ciudad de México, México. El ministro de defensa en la época del cumplimiento del Acuerdo de Paz fue el General Humberto Corado Figueroa.
Consecuencias
Monumento a la Memoria y la Verdad : Dedicado a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante el período de los 1970´s a los 1990's en El Salvador.
Se estima que la guerra dejó un saldo de 75.000 muertos, en su mayoría civiles. Si se tiene en cuenta que en la década de 1980 la población de El Salvador rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello equivale a decir que casi el 2% de la población perdió la vida en el conflicto. Decenas de miles de personas resultaron heridas físicamente (como consecuencia de armas de fuego, explosiones, minas antipersonales, etc.) y miles de ellos quedaron con mutilaciones que los incapacitaron de por vida. Miles, también, resultaron con graves secuelas psicológicas (si se tiene en cuenta las violaciones a las que fueron sometidas incontables mujeres y las torturas y vejaciones que padecieron otros tantos hombres). Numerosos niños quedaron huérfanos de padre, madre, o ambos.
Los daños materiales fueron cuantiosos. Puentes, carreteras, torres de transmisión eléctrica, etc. resultaron destruidos o severamente dañados; la fuga de capitales, y la retirada del país o el cierre de innumerables empresas hizo que la economía del país se estancara durante más de una década. La reconstrucción de la infraestructura se ha prolongado hasta la actualidad.
Desde el punto de vista social, el costo también ha sido muy alto. La desmovilización de los ex-combatientes y su reinserción a la vida civil han sido una dura labor que aún continúa. Como consecuencia de la guerra, quedaron en manos de la población civil miles de armas de fuego, lo cual propició el surgimiento de las pandillas de jóvenes y adultos denominadas maras, dedicadas a la delincuencia y al tráfico de drogas, y que han hecho de El Salvador uno de los países (con ausencia de guerra) más violentos del mundo. Por otro lado, cerca de 500.000 salvadoreños se vieron obligados a abandonar el país. La mayoría se radicó en el estado norteamericano de California, donde los emigrados y sus descendientes se han convertido en una importante fuerza económico-laboral, y las remesas de dinero que envían a sus familiares en El Salvador se han transformado en uno de los principales motores de la economía nacional.
Desde el punto de vista político, el país se democratizó. Desde el final de la guerra civil hasta ahora, todas las elecciones realizadas en El Salvador han sido cuidadosamente monitorizadas por la ONU y otros organismos internacionales, a fin de asegurar la transparencia de los comicios. Las nuevas instituciones creadas como producto de los acuerdos de paz (Procuraduría de los Derechos Humanos, Policía Nacional Civil de El Salvador, etc.) garantizan el buen funcionamiento del sistema político, y procuran preservar a todos los sectores de la sociedad. No obstante todo ello, la guerra ha dejado una gran polarización y resentimiento en la sociedad salvadoreña.


Proceso de paz en el Salvador.

En Octubre de 1989, el Secretario General de las Naciones Unidas Sr. Javier Pérez de Cuellar, informó a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad sobre el Acuerdo suscrito el 15 de septiembre en la Ciudad de México entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) para entablar un proceso de diálogo con el objeto de poner fin por la vía político al conflicto en El Salvador. En diciembre de 1989, en forma separada, el Gobierno del Presidente Alfredo Cristiani y el FMLN pidieron al Secretario General que les asistiera en la búsqueda de la paz. Esta idea también quedó reflejada en la declaración de los cinco presidentes centroamericanos en una reunión en San José, Costa Rica, en el mismo mes.
Los esfuerzos del Secretario General y de su representante personal para Centroamérica, Sr. Álvaro de Soto, se orientaron a buscar un formato que permitiera impulsar el proceso que se establecía bajo sus buenos oficios con el objeto de obtener el fin del conflicto armado en El Salvador. Tal marco quedó establecido en el llamado Acuerdo de Ginebra del 4 de abril de 1990, que señaló los cuatro objetivos del proceso:

a. Terminar el conflicto armado por la vía política;
b. Impulsar la democratización del país;
c. Garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos; y
d. Reunificar a la sociedad salvadoreña.

Una vez convenido el Acuerdo de Ginebra, las partes diseñaron una Agenda General y un calendario del proceso de negociación que fue firmado en CaracaS el 21 de mayo de 1990. ahí se establecieron dos fases del proceso: acuerdos políticos en varios campos que  permitieran el cese del enfrentamiento armado y luego el establecimiento de garantías y condiciones necesarias para la reincorporación del país. Conseguidas dichas garantías, se procedería a la discusión de otros acuerdos políticos que hubieran quedado pendientes.

El 26 de julio de 1990, las partes firmaron el primer Acuerdo en el proceso de negociación relacionado con el respeto irrestricto a los derechos humanos, que fue suscrito en San José y que lleva su nombre. El Acuerdo de San José fue luego la pieza fundamental para la creación de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL) por resolución 693 (1991) del Consejo de Seguridad, que la estableció como una misión integrada para supervisar todos los acuerdos políticos celebrados entre el FMLN y el GOES, pero cuyo mandato, en su primera fase, quedaría circunscrito a la verificación de dicho Acuerdo.

Tanto el Acuerdo de San José sobre derechos humanos como la resolución 693 (1991) que creaba a ONUSAL fueron hechos sin precedentes en la historia de las Naciones Unidas. Es verdad que algo de la experiencia vivida en el proceso que llevó a la independencia de Namibia había sido incorporado en la resolución, al establecer la Misión como un ente integrado que incluirá personal civil y militar e incluso policial, pero la realidad de Namibia era distinta a la de Centroamérica por cuanto aquella correspondía a un país en una situación semicolonial. Era la primera vez que Naciones Unidas establecía una misión con un triple componente: una División de Derechos Humanos, otra Militar y una tercera de Observadores Policiales para verificar los acuerdos políticos a que llegaran de dos partes en un conflicto interno, en una negociación para la obtención de la paz bajo los auspicios del Secretario General de las Naciones Unidas.
Durante las discusiones en el proceso de diálogo-negociación afloró uno de los verdaderos problemas que había originado el conflicto: la distribución de la tierra en un país pequeño y densamente poblado. En efecto, a medida que se lograban avances en la negociación, se hizo evidente que era menester enmendar la Constitución para incorporar los acuerdos en el ordenamiento jurídico salvadoreño. Se planteó entonces una alternativa: o bien se modificaba el artículo de la Constitución que establecía, precisamente, el mecanismo para modificarla de manera que se pudieran incorporar las enmiendas en el futuro, o se procedía a la modificación puntual de los artículos que se referían a los temas bajo discusión en la Mesa y que era necesario alterar. Se desató una fuerte polémica que dejó entrever la aprehensión de un sector importante del país que veía en este proceso un peligro para sus intereses económicos: la posibilidad de que se modificara la norma constitucional que establece una extensión mínima intocable de tierras.

La situación de la reforma constitucional ocasionó la primera crisis en el proceso de negociación. El hechos de que las modificaciones deberían ser aprobadas por la Asamblea Legislativa saliente, cuyo mandato expiraba el 30 de abril, para poder ser ratificadas por lanuela Asamblea a partir del 1° de mayo, impuso un calendario fatal que obligó a una maratónica negociación cuando se optó por la alternativa de las reformas puntuales a la Constitución.
El Acuerdo de México del 27 de abril de 1991 estableció reformas constitucionales para la Fuerza Armada, para el sistema judicial y de derechos humanos y para el sistema electoral. Creó, además, la llamada para la investigación de los graves hechos de violencia ocurridos desde 1980, . La asamblea Legislativa saliente aprobó las reformas la noche del 30 de abril, en forma dramática, en la última noche de su mandato. Sin embargo, la nueva Asamblea Legislativa ratificó todas las enmiendas. A excepción de las relacionadas con la Fuerza Armada, que dejó pendientes, a resultas de la negociación en dicho punto que se convertiría luego en el llamado y que ocasionaba la segunda crisis en el proceso de negociación.

El 26 de julio de 1991 se estableció formalmente ONUSAL a lo largo y a lo ancho del territorio salvadoreño, para la verificación del respeto irrestricto a los derechos humanos. Antes, a partir del 1° de enero, se había establecido una Oficina Preparatoria con el objeto de evaluar la situación en el país y apoyar los buenos oficios del Secretario General en la negociación. El Acuerdo de San José disponía una verificación de Naciones Unidas luego de un cese del enfrentamiento armado, pero, con posterioridad, ambas partes solicitaron al Secretario General el establecimiento de la Misión propiamente dicha sin esperar el cese del fuego. El Secretario General envió una Misión Preparatoria, y con sus recomendaciones informó al Consejo de Seguridad, el que, por resolución 693 (1991), del 20 de mayo de 1991, estableció la Misión, la que tenía desde su instalación todos los elementos con que contaría en el futuro: funcionarios de derechos humanos, abogados, educadores, observadores  militares y observadores policiales.
Aunque la División de Derechos Humanos era sólo el primer elemento de una operación integrada, marcó, sin embargo, el carácter predominante de la Misión, que se identificó plenamente con el tema de la defensa de los Derechos Humanos. Vista ahora, en perspectiva, la decisión de establecer la Misión de Verificación de Derechos Humanos en ausencia de una cese del enfrentamiento armado, se puede concluir, fue sabia, ya que coadyuvó precisamente a que las partes pudiesen llegar a los acuerdos finales de Nueva York, puesto que el despliegue de Naciones Unidas en el terreno y la vigilancia activa del respeto a los derechos humanos constituyeron un factor disuasivo que mejoró la situación interna del país y preparó el, como rezaba el afiche que se confeccionó con ocasión de la inauguración de la Misión.

Luego de los Acuerdos de México se produjeron innumerables encuentros entre el GOES y el FMLN, sin que se pudiesen registrar avances significativos en el proceso. Se había producido la segunda crisis. El FMLN exigía, para proceder al cese del enfrentamiento armado, el otorgamiento
de garantías que le permitieran su reinserción en la sociedad civil en un ambiente de legalidad y seguridad. Era menester para ello comprimir la agenda adoptada en Caracas, de manera que se pudieran atacar todos los temas pendientes, discutiéndose en forma simultánea las especiales características que tendría un cese del enfrentamiento armado dentro de la realidad política y territorial de El Salvador.

Los cancilleres de los Estados Unidos de Norteamérica y de la entonces Unión Soviética pidieron al Secretario General que se involucrara directamente en el proceso, a efecto de romper la impasse que se había producido. El Secretario General estimó que el problema no era de carácter procesal, sino estructural, y que era menester encontrar una solución que permitiera otorgar las garantías suficientes que solicitaba el FMLN.

Coincidiendo con la participación del Presidente en la Asamblea General de Naciones Unidas, se logró el Acuerdo de Nueva York, y se desató el llamado nudo gordiano mediante la creación de la Comisión Nacional para la Consolidación de la paz (COPAZ), y el acuerdo en principio sobre determinados puntos de la Fuerza Armada, de la Policía Nacional Civil y del tema económico y social. El Acuerdo de Nueva York abrió el camino a la obtención de la paz definitiva.

La comisión Nacional para la Consolidación de la Paz. (COPAZ) se constituía en el mecanismo de supervisión de los acuerdos entre el FMLN y el GOES, en forma paralela a la propia ONUSAL, con la diferencia de que mientras esta era un organismo internacional, aquella era un mecanismo interpartidario con representación de todas las tendencias políticas representadas en la Asamblea Legislativa. No fue suficiente, empero, el impulso a la negociación dado por el Acuerdo de Nueva York. Surgieron fuertes corrientes de rechazo y de critica al Presidente y al Gobierno por haber accedido a viajar a Nueva York y a dar su visto bueno a los acuerdos. Esta oposición a la negociación vino acompañada de una campaña intimidatoria a la prensa internacional, a ONUSAL y a otras organizaciones acreditadas en El Salvador. Las legaciones se encontraban en ese momento en su segundo intento de llegar a acuerdos en San Miguel de Allende (México), cuando fueron requeridas para trasladarse a Nueva York, donde se emprendió una jornada intensa de negociaciones que concluyó, como es sabido con la firma del Acta de Nueva York, en la que las partes reconocieron haber alcanzado un acuerdo sobre todos los aspectos que se encontraban pendientes y convinieron en establecer un cese del enfrentamiento armado del 1° de febrero al 31 de Octubre de 1992. Se anunció que el acuerdo final de paz sería firmado en la Ciudad de México. El 16 de enero de 1992

2. El acuerdo de paz del 16 de enero de 1992

Entre los acuerdos alcanzados en Chapultepec destacan el relativo al cese del enfrentamiento armado, el de la nueva Policía Nacional Civil y el tema económico y social. En base justamente al estos nuevos elementos, el Secretario General informó el 10 de enero al Consejo de Seguridad la necesidad de variar el mandato original de ONUSAL, aumentándolo
con dos divisiones adicionales: una de observadores militares que verificaría, básicamente, el cese del enfrentamiento armado y determinados acuerdos relativos a la Fuerza Armada, y los observadores policiales, que cooperarían con la actual Policía Nacional en el mantenimiento del orden público durante el período de transición, en el que se procedería a crear la nueva Policía Nacional Civil. El Consejo de Seguridad, mediante resolución 729 (1992), del 14 de enero de 1992, decidió ampliar ONUSAL, dotándola de una nueva División de Observadores Militares y otra de Observadores Policiales para llevar a efecto la tarea de verificación que dicho Acuerdo le encomendaba.

La paz en El Salvador fue posible por la voluntad política de ambas partes en el conflicto, que pidieron la intervención del Secretario General, quien fue el catalizador del proceso y contó para el feliz desempeño de su papel con el apoyo de la comunidad internacional, expresada en sendas resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad, y, especialmente, por la cooperación y la ayuda que le brindaron en todo momento los Jefes de Gobierno de Colombia, España, México y Venezuela –los - y sus representantes diplomáticos acreditados en El Salvador y ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.

3. Los Factores Internos

El anhelo de paz del pueblo salvadoreño
A medida que transcurría el conflicto bélico, el anhelo de paz fue creciendo en la conciencia colectiva del pueblo salvadoreño. Al final, el convencimiento de que la alternativa más razonable para acabar con el conflicto era la negociación, se generalizó en la mayoría de sectores de la población. Un hito importante en este proceso, fue la realización del debate nacional por la paz, a mediados de 1988, organizado por el arzobispado de San Salvador. A partir de este evento, el proceso histórico del país entró en un "estado de diálogo nacional", según lo definió en su oportunidad el padre Ignacio Ellacuría al interpretar el progresivo protagonismo que fueron adquiriendo las fuerzas sociales en la búsqueda de la solución política al conflicto. Al principio del conflicto armado, en 1981 el término "diálogo" era una palabra repudiada; la sola insinuación de la conveniencia de dialogar con el FMLN, podía implicar a quien lo propusiera el ostracismo social y político, cuando no, la cárcel y la muerte. Paulatinamente, sin embargo, gracias a los esfuerzos de distintas fuerzas sociales para configurar una "tercera" fuerza que obligara a las partes involucradas directamente en el conflicto a poner los intereses generales del país por encima de sus intereses particulares, la racionalidad de la solución negociada se fue cimentando en la conciencia nacional

El proceso de diálogo en El Salvador
La necesidad histórica del proceso de diálogo se fundamenta no sólo en consideraciones abstractas, sino sobre todo en las exigencias de la realidad misma, las cuales se manifiestan de múltiples formas. Esta necesidad histórica no significa que forzosa y fatalmente se vaya a dar un diálogo quiéralo o no los agentes sociales, sino que más bien significa que el diálogo se presenta como un medio necesario, ineludible, para que El Salvador termine con la guerra y empiece con la paz de la forma más razonable, más justa, más eficaz.
Las consideraciones abstractas fundamentales se resumen en que la violencia armada y la guerra, sobre todo si es continuada y causa gravísimos daños a inocentes, deben dejar paso a otro tipo de soluciones y sólo puede recurrirse a ellas cuando se ha fracasado en ese otro tipo de soluciones.
Pero la fuerza de la argumentación a favor de la necesidad histórica del dialogo no está tanto en justificaciones abstractas o en la refutación de las razones de quienes se oponen a ella, sino en el análisis de la realidad histórica, tal como esta se ha venido dando desde 1980 hasta hoy.

Los cambios en la derecha civil
Un desarrollo clave que abrió el camino hacia las negociaciones con el FMLN fue la trasformación gradual de ARENA en un partido civil, de amplia base, representativo de la empresa privada, de las clases medias y de sectores pobres de ideología conservadora.

A pesar de que en sus inicios fue fundado por elementos pro-militaristas financiados por miembros de la derecha salvadoreña radicados en Miami y Guatemala, ARENA llegó a ser con el tiempo expresión de una amplia gama de intereses y grupos económicos. La comunidad empresarial, frustrada por su incapacidad de influir decisivamente en las políticas económicas desarrolladas bajo la presidencia de Duarte, gradualmente se unificó en torno al partido ARENA. Fue la primera vez en la historia del país que las clases capitalistas salvadoreñas se aliaban alrededor de un partido único. Sobre la base de esta alianza, una imagen más moderada y un programa económico de libre mercado, ARENA se convirtió paulatinamente en un serio competidor electoral, lo que le allanó el camino para sus victorias en las elecciones de 1988 y 1989.
Paralelo a este proceso, los costos de la guerra se combinaron con cambios estructurales y generacionales dentro del sector empresarial que llevaron a ARENA a negociar con el FMLN. Hacia finales de los ochenta, los empresarios comenzaron a tomar plena conciencia de que la guerra y la violencia asociada a ella, estaban obstaculizando la realización de sus intereses económicos. Hasta ese momento, el FMLN había ocasionado daños económicos por cerca de 2 mil millones de dólares, había destruido virtualmente la industria del algodón y había dañado severamente la mayor parte de las áreas de la actividad económica del país. Los constantes sabotajes a la red eléctrica, el derribo de postes y los ataques a las instalaciones de generación de electricidad, ocasionaron grandes costos al interrumpir periódicamente la producción industrial.

Los paros al transporte provocados por el FMLN llegaron a ser frecuentes y efectivos. En 1987 realizó siete paros, de siete días seguidos cada uno. Entre 1979 y 1980, más de dos mil camiones y 30 mil autobuses fueron dañados o destruidos en ese tipo de acciones. Debido al daño a la infraestructura eléctrica y al derribo de puentes, las acciones del FMLN ocasionaron costos directos por más de mil millones de dólares para reparar o reemplazar equipo e infraestructura. Sumados a estas pérdidas directas estaban también los serios costos de oportunidad. En el marco de las discusiones hemisféricas sobre el libre comercio, el sector empresarial percibió que la inversión extranjera en el país podría incrementarse si la guerra finalizara. La idea de una solución negociada adquirió entonces relevancia, a pesar de las preferencias de los militares por la solución militar.
Por otra parte, los secuestros de empresarios, a mediados de los ochenta, llevados a cabo por militares y civiles asociados a ARENA, provocaron que muchos empresario le retiraran el apoyo a la agenda represiva de los militares y de los miembros de línea dura del partido. Entre los cabecillas de la banda de secuestradores estaba el Coronel Roberto Mauricio Staben, quien había sido capturado con el mayor Dabuisson en mayo de 1980 y cuyo nombre aparecía repetidamente en los documentos desclasificados de la CIA como líder y promotor de los escuadrones de la muerte. En el momento de su arresto, Staben comandaba el Batallón Arce. Otros arrestados incluían al ex teniente Rodolfo Lopez Sibrian, al Mayor José Alfredo Jiménez y Orlando Llovera Balette, empresario y miembro de ARENA. López Sibrian, quien había participado en el asesinato de dos asesores norteamericanos de la reforma agraria en enero de 1981, es el único que permanece en prisión actualmente. El coronel Staben, fue liberado después que oficiales pertenecientes a la "tandona" Ejercieron presión sobre el gobierno. Otros militares implicados en los secuestros huyeron fuera del país, justo antes de ser arrestados. Los secuestros y el fracaso en capturar y castigar a los implicados provocaron un efecto devastador dentro de la comunidad empresarial. El efecto inmediato fue profundizar su desconfianza hacia los militares. Además, la participación en esos delitos de miembros de ARENA, afectó negativamente a la corriente de línea dura dentro del partido, aumentando el prestigio de los moderados como Alfredo Cristiani, quien era más representativo del sector empresarial que los miembros fundadores, militaristas y vinculados en una u otra forma a los escuadrones de la muerte. Durante los años 1987 y 1988, los fundadores de línea dura del partido ARENA, los cuales querían preservar al partido como una organización anticomunista extrema, se involucraron en un intenso debate con la emergente fracción de los moderados, quienes sostenían posiciones más pragmáticas y representaban al sector modernizante de la comunidad empresarial. El desenlace del debate se dio cuando, sorprendentemente, el mayor D’abuisson, fundador y líder de la línea dura, respaldó a Cristiani, quien fue electo presidente del partido y llegó a ser candidato a la presidencia en 1989. Este predominio del sector civilista y moderado en ARENA, a finales de la década pasada, fue determinante en la creación de condiciones para el inicio del proceso de negociación que culminó con los acuerdos de paz



Imagen del recuerdo, sobre la portada del Diario de Hoy, un día después de haberse firmado los Acuerdos de Paz en el Castillo de Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992. La tan ansiada paz.

Historia De El Salvador 1821-1910



ANTECEDENTES (PROCESO DE INDEPENDENCIA)




La obtención de la independencia de Centroamérica fue relativamente pacífica. A diferencia de los otros países Americanos, los cuales libraron fieras batallas para lograr convertirse en Estados independientes en Centroamérica fue la excepción. Muchos fueros los factores que culminaron en la independencia en el antiguo reino de Guatemala, pero predominaron la influencia de ideas revolucionarias provenientes de Europa, la independencia de los Estados Unidos de América, así como el descuido de España en Centroamérica debido a los cambios socio-políticos en la misma península ibérica.
La invasión de Napoleón I, emperador de Francia, a la península ibérica, y la imposición de su propio hermano José Bonaparte como rey de España, trajo como consecuencia la formación de grupos de resistencia a la invasión francesa, conocidos como “juntas”. La junta central suprema ordenó el 22 de mayo de 1809 la celebración de Cortes extraordinarias y constituyentes, que, debido al avance de Napoleón, se instalaron en 1810 en San Fernando, entonces Isla de León, y después en Cádiz.
El 24 de septiembre de 1810 se celebró la primera sesión de las Cortes Extraordinarias y Constituyentes en la ciudad de San Fernando. Fue en esta localidad donde se promulgaron los decretos relativos a la Soberanía Nacional, la división de poderes, la igualdad y la legalidad o la libertad de imprenta. Todo ello sentaría las bases del Estado Democrático y de Derecho, así como el fin del antiguo Régimen y el inicio de un nuevo tiempo para los españoles de los ambos hemisferios, la Península y las colonias en América.
La tarea de las Cortes de Cádiz fue crear un cuerpo legislativo (leyes) de carácter liberal sobre el que crear un nuevo orden social que acabara con la sociedad estamental que había caracterizado a España hasta ese momento. El producto de esta labor fue la Constitución de 1812. Todos estos movimientos socio-políticos en la península fueron bien recibidos por los criollos y resistidos por la oligarquía centroamericana.
Fue así como estas ideas revolucionarias sumadas al vacío de gobierno en España causado por la invasión francesa, y la posterior promulgación de la constitución de Cádiz, abrió la oportunidad para que los criollos centroamericanos dieran impulso al movimiento independentista.
En mayo de 1814, Fernando VII regresó a España como rey, e inmediatamente restableció el absolutismo, derogando la Constitución de Cádiz. Pero en 1820, a raíz del “pronunciamiento de Riego”, el rey español se vio forzado a restablecer la constitución de 1812, lo que permitió que en las colonias americanas se llevaran a cabo nuevas votaciones para elegir ayuntamientos, diputaciones provinciales (grupo asesor con representantes electos por las diferentes regiones) y diputados a las cortes de España.
Un acontecimiento que tuvo una gran repercusión en el proceso de independencia de la región centroamericana fue la proclamación, en febrero de 1821, del “Plan de Iguala”, que declaraba la independencia total de México del dominio de la corona española. Esta noticia desconcertó a las autoridades españolas de Guatemala y la vez sirvió de estimula la causa independentista. El 9 de marzo, presionado por los liberales independentistas, el Capitán General Carlos Urrutia, dejó el puesto para que fuese ocupado por el sub-inspector del ejército Gabino Gaínza. Gaínza era del agrado de los independentistas, porque además de ser un hombre de una edad muy avanzada, también era de carácter débil y voluble. Bajo su mando Centroamérica experimento una agitación social de niveles intolerables. Esta situación obligó a la diputación provincial a solicitar a Gaínza una reunión para discutir el difícil tema de la independencia.
El Jefe Gaínza entonces, atendiendo este llamado, reunió una junta de notables compuesta por el señor arzobispo, diputados, jefes militares, los prelados de las órdenes religiosas, y empleados de hacienda. En aquella memorable reunión presidida por el mismo Gaínza, los presentes externaron con libertad su opinión. El señor José Cecilio del Valle tomó la palabra y en un largo discurso demostró la necesidad y la justicia de la independencia, pero manifestando que, para proclamarla primero debía oírse el voto de la Provincias.
Sin embargo, el pueblo que asistía a tan importante acto pidió a voces la independencia, y esta fue proclamada el 15 de septiembre de 1821. Valle redactó aquel memorable documento, así mismo también redactó el Manifiesto que publicó el Capitán General Gaínza sobre el gran suceso de la independencia.
"En el Acta de la Independencia se fijaron las bases de un nuevo régimen: se determinó que se eligiesen por las Provincias, Representantes para formar el Congreso de la nación, al que debía corresponder la fijación de la forma de gobierno," y la formación de la constitución.
También se determinó "Que la elección de Representantes se hiciese por las mismas juntas electorales que había elegido diputados a las cortes de España, observándose las leyes anteriores para el procedimiento de la elección: que las provincias eligiesen Representantes sobre la base de un Diputado por cada quince mil habitantes.
Que el congreso Constituyente se reuniese el 1 de marzo de 1822: que hasta su reunión no se hiciese alteración alguna en la observación de las leyes españolas, ni con respecto a los tribunales y funcionarios existentes.
Que se conservase la religión católica en toda su integridad y pureza; y que mientras el país se constituía, el jefe Gabino Gaínza continuase con el gobierno superior, político y militar, obrando de acuerdo con una Junta Provisional Consultiva."